Cuando Narcosis grabó Primera Dosis nadie estaba pensando en que ese cassette cruzaría décadas. Lo que tenían entre manos era un par de canciones veloces, una consola precaria, una batería rudimentaria y el cuerpo lleno de energía acumulada. No hubo maquetas, ni ensayos previos, ni técnicos a cargo. Solo una necesidad inmediata de registrar lo que venían tocando en vivo. Lo grabaron como sonaban. Y sonaban apurados, secos, filudos.

El sábado 30 de agosto Narcosis celebrará las cuatro décadas de ese cassette con un concierto especial en el Teatro Leguía. Tocarán Primera Dosis entero y sin interrupciones. Será una sola fecha, en un espacio reducido, con un repaso extendido que incluirá canciones pocas veces escuchadas en sus shows. El formato es distinto al de sus últimas apariciones. Esta vez el reencuentro no es solo con el público, también con un archivo personal que fue dejando huella sin quererlo.

En esos trece minutos mal grabados quedó atrapada una ciudad que se desmoronaba. La cinta sonaba saturada, las guitarras peleaban por salir, la voz parecía escondida entre la distorsión. A nadie le importó. Todo eso formó parte del carácter del cassette. Las bandas que vinieron después entendieron que podían grabarse con lo que tuvieran, sin pedir ayuda, sin esperar nada de nadie. El punk peruano encontró una forma y también una forma de sonar.

Primera Dosis no pedía que se le entendiera. Bastaba con sentir la velocidad y el desorden para reconocer que ese ruido tenía una dirección. Cuarenta años después, Narcosis vuelve a tocarlo completo, sin ajustar nada, dejando que suene como entonces. Porque no todo necesita pulirse para mantenerse vivo.

Las entradas están a la venta en Ticketmaster desde S/ 89 soles.