El grunge nunca desapareció. Solo cambió de piel. En Despertar, 3 Yardas canaliza ese espíritu original, lo arrastra hasta el presente y lo transforma en un lenguaje propio, tenso y urgente. Las guitarras, gruesas y afiladas, no se limitan a evocar una época, funcionan como esqueleto emocional de cuatro canciones que se debaten entre la rabia contenida y la reflexión sin consuelo. Más que un homenaje, este EP es una relectura. Tomando como base ese sonido crudo que moldearon grupos como Soundgarden o Alice in Chains, la banda construye estructuras que oscilan entre el riff agresivo y el pasaje introspectivo, siempre con un peso emocional que no se disipa.
El trabajo de producción juega un rol fundamental. Las afinaciones graves empujan la atmósfera hacia el subsuelo, mientras que las líneas vocales se sostienen en un filo constante, a medio camino entre la confesión y el alarido. Despertar no depende de la saturación ni de la pirotecnia. Se mueve entre matices, respirando con libertad sin abandonar la densidad. Cada golpe de batería parece cronometrar la caída lenta de un recuerdo que no termina de irse. Hay una decisión clara de no maquillar las grietas, de permitir que las canciones avancen con ese desgaste natural que les da sentido.
Lejos de querer revivir un modelo ya existente, 3 Yardas redimensiona ese sonido para proyectarlo en una escena que no deja de mutar. El grunge limeño, si alguna vez fue una etiqueta incómoda o una categoría pasajera, ahora encuentra un nuevo lugar a través de propuestas que entienden su carga emocional sin necesidad de repetir fórmulas. Lo que hace la banda con este EP no responde a una estrategia de pertenencia, sino a una necesidad expresiva. Las guitarras duelen, pero no pesan. La voz no busca convencer, transmite. Y ese equilibrio entre lo intuitivo y lo trabajado vuelve todo más real.
En medio del ruido constante de una escena cambiante, Despertar ofrece una forma distinta de resistencia. No desde la nostalgia ni desde la reconstrucción, sino desde el presente, desde esa sensibilidad afilada que permite mantener viva una herencia sin petrificarla. 3 Yardas camina por esa línea con claridad. A estas alturas, no están preocupados por pertenecer a nada. Lo que hacen es responder a una pulsión que sigue ahí, que tiembla en las manos, que arde en la garganta, que les recuerda que aún quedan cosas por decir con distorsión y sin excusas.
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