En cada secuencia se despliega una tensión sostenida. Las texturas están trabajadas como superficies que cortan, exponen y sacuden, sin refugio en melodías complacientes ni frases de consuelo. Lo que proyecta Primera Frecuencia no es una consigna, es una sensación persistente de caos, alerta y agitación interna. El álbum se mueve como una maquinaria emocional desgastada, pero que insiste en funcionar, y en su insistencia traza una radiografía cruda de lo que significa habitar este tiempo y este país.
El sonido no se presenta como fondo decorativo, sino como la materia central de un relato. Hay distorsiones que escalan sin aviso, bajos que vibran con violencia contenida y silencios que respiran con un peso casi físico. Cada elección parece guiada por una intuición de urgencia, por la necesidad de romper la neutralidad con una propuesta que no teme incomodar. En lugar de entregar respuestas, el álbum deja abiertas múltiples heridas que conectan con el pulso emocional de una generación atrapada entre el cansancio y la furia.
Fernando Pinzás apuesta por un lenguaje propio, uno que se construye desde la experiencia de la frustración política, el colapso anímico y la desafección colectiva. Este disco se mantiene firme en su intención de transformar el dolor comunitario en una forma de resistencia sonora. Y al hacerlo, deja claro que el silencio también es una decisión política, pero él ha elegido hablar.
Así mismo, ya está disponible en YouTube el lyric video del sencillo colaborativo Como la última vez, junto a Noelia Cabrera.
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