En este rincón de Sudamérica, donde las olas del Pacífico besan las costas, una escena musical subterránea floreció en medio de la adversidad. En el corazón de Lima, la capital del Perú, se forjó una banda de culto que cambió el rumbo del punk rock peruano. La Forma, un nombre que resuena en la memoria de generaciones de amantes del punk, regresa después de 13 años de silencio con un concierto que promete ser un viaje en el tiempo.

La historia de La Forma comenzó en 1998, cuando cuatro amigos decidieron canalizar su amor por el rock y su descontento hacia el sistema a través de la música. Rui Pereira, Mac Lara, Lumi Gómez y Antonio Olivera dieron vida a una banda que se convertiría en un faro de rebeldía para la escena underground peruana. Con tres álbumes publicados: "No te escucho" (2003), "Transición" (2005) y "Para tus hijos y los hijos de los demás" (2006), la banda dejó una huella imborrable en el paisaje musical de Perú.

El regreso de La Forma no es solo un concierto, es un renacimiento. Un tributo a todos aquellos que crecieron con su música, manteniendo vivos los ideales del punk rock en Perú. La banda, conocida por canciones llenas de energía, como "6 am", "Lima", "Somos 1 y somos 1000", "Ashanty" y "Cerrando bien mis ojos", promete una noche de nostalgia, emoción y diversión, con espacio para sorpresas y colaboraciones especiales.


El evento, que se llevará a cabo el sábado 14 de octubre en el Yield Rock, será un regreso a los orígenes. La banda estará formada por Mac Lara en la guitarra y como compositor, Rui Pereira aportando su voz, guitarra y letras, Antonio Olivera en la batería y Javier Landa en el bajo. Además, se sumarán a la celebración bandas invitadas como Difonia, Recarga, 40 Gramos y Alcalina.

La Forma no solo es una banda de punk, sino una institución que ha dejado una marca imborrable en la historia del punk rock peruano. Este concierto es un tributo a la persistencia, a la pasión por la música, y a una forma de vida que sigue latiendo en el corazón de Lima. La Forma es un recordatorio de que, en medio de la adversidad, la música puede ser un faro de esperanza y resistencia.